En una empresa conviven actualmente tres generaciones con actitudes, hábitos, intereses y motivaciones distintas.  Las  relaciones son fundamentales para la productividad de cada compañía: Baby Boomers, Generación X y Generación Y, ¿cómo se pueden administrar para lograr una integración positiva?

Mientras los Baby Boomers comienzan a salir del ambiente laboral, entran pisando fuerte los Millennials y la Generación X lidera con incertidumbre: cada uno cambia las necesidades y formas de administrar. Sea multinacional o pyme, es vital para el éxito  de la compañía considerar las diferencias generacionales. Ante los nuevos desafíos y cambios tecnológicos que enfrentan, la brecha nunca fue más relevante.

¿Cómo inspirarlos?

Los ejecutivos Baby Boomers (1946-1964) persiguen el status. Son altamente comprometidos y reciben responsabilidades gratamente si sienten que sus contribuciones son valoradas. Alentarlos a entrenar a otros fomenta su autoridad y gratificación laboral. Esperan estabilidad, seguridad.

Al contrario, la Generación X (1965-1981)  no funciona bajo presión: necesitan independencia. Son actualmente los que ocupan mayor cantidad de puestos de liderazgo. Promover la libertad y creatividad es fundamental para expandir su potencial, se motivan a sí mismos.

Los Millennials (1982-2000) son altamente sociables y tecnológicos. Demandan colaboración, un esquema flexible que les permita trabajar en red y recibir constante feedback. Priorizan el equilibrio entre su vida personal y su trabajo, disfrutando ambos. Debemos estar preparados para entender sus demandas ya que según un estudio de  PricewaterhouseCoopers el 50% de la fuerza de trabajo global, serán Millennials en 2020.

Si bien deben compartir los objetivos comunes de la empresa, las estrategias para conseguirlos pueden ser acordes a cada grupo generacional, utilizando tácticas y recompensas adaptables. Reconocer los intereses y gratificaciones es el camino para un ambiente laboral feliz y, por lo tanto, eficiente.

Cada generación tiene valores y potencial para aportar, si se las comprende es posible complementarlas: las diferencias son la riqueza oculta de las compañías.

Por Alejandro Artigues, Country Manager de Chile para Cornerstone On Demand.

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