Escaza socialización, deficiente transporte público y pocas áreas verdes son algunos de los principales necesidades para ser felices en Santiago según los resultados preliminares obtenidos en el lanzamiento del proyecto “Smart Santiago”, que busca determinar el desarrollo de “Tecnologías para un Santiago más feliz”, donde la participación ciudadana es la base transversal para una ciudad inteligente.

Vivimos en una sociedad donde todas las personas corren para cumplir horarios y hacer la mayor cantidad de cosas en el día, pero alguna vez, se han detenido a pensar cómo podríamos ser felices en ella. Este fue el cuestionamiento que hicieron diferentes expertos en el Lanzamiento (Kick off) del proyecto “Vinculación Ciencia-Empresa para el Desarrollo de Plataformas Tecnológicas Habilitantes para un Smart City en la Región Metropolitana de Santiago: Smart Santiago”, una iniciativa de Conicyt financiada con recursos de la provisión FIC del Gobierno Regional IMG_4757Metropolitano de Santiago” y ejecutada por el Instituto Fraunhofer.

A través de la innovadora metodología “Árbol de Ideas”, de la Fundación Ciudad Emergente, representantes de gobierno, industria, academia, emprendedores y la sociedad civil, determinaron que para ser más felices en Santiago se requiere más socialización entre los habitantes de la ciudad, para que así exista confianza, colaboración, solidaridad y respeto; por otra parte revelaron la necesidad de contar con mejores condiciones de movilización que permitan enriquecer la calidad de vida de los ciudadanos, mejorando el transporte público, los tiempos de traslado y la congestión vehicular; y por último destacaron la importancia del desarrollo de más áreas verdes, que permitan reducir la contaminación y que a la vez sean una invitación a la generación de vida en comunidad.

Barreras

En cambio, el miedo, la desconfianza, falta de empatía, negativismo, desigualdad y la poca participación ciudadana son las principales barreras que se detectaron para ser felices en la ciudad. Asimismo, se dio a conocer la reticente voluntad política que existe para recibir nuevas ideas que pueden aportar a una mejora en la calidad de vida de los santiaguinos.

Alejandra Labarca, coordinadora del Proyecto y Encargada del Programa Ciudad del Instituto Fraunhofer Chile señaló que “todas las ideas que se han expuesto no pueden quedar en el aire. Nosotros estamos comprometidos a mejorar la calidad de vida de las personas, y para eso debemos trabajar. Santiago llegará a ser un Smart City, y eso depende de cada uno de quienes vivimos o trabajamos en esta ciudad”.

“Estas instancias de espacios íntimos de conversación, son los que ayudan a levantar temas y conocer las problemáticas para poder dar soluciones. Acá es donde se conocen las verdaderas necesidades, temores y barreras” señaló Javier Vergara, director ejecutivo de Fundación Ciudad Emergente.

El 60% de los asistentes creyeron que se necesitan más oportunidades para ser feliz, mientras que sólo un 40% de ellos, se refirieron a la existencia de barreras y amenazas en la ciudad para un buen bienestar (redundante).

Asimismo, el director regional de CONICYT, Juan Paulo Vera, comentó que: “debemos caminar hacia un crecimiento coherente de la ciudad, más ordenado. Se habló mucho que entre los servicios y el Gobierno faltaba coordinación. Superando esa etapa es un gran paso hacia una ciudad más Smart y más feliz”.

Según Deepak Chopra, médico y escritor hindú, revela que para que las personas sean felices el 12% depende de las condiciones de entorno, el 40% de la predisposición, y el 50% de las cosas de elegimos de forma cotidiana.